Y es que no puedo evitar que el miedo al vacío recorra mis pensamientos y mis tripas. ¿Qué es lo correcto? He actuado instintivamente, he huido de lo que me da miedo pensando que así el monstruo se alejaría de mi y me dejaría vivir tranquila. He cambiado todos mis planes con el fin de espantar a los fantasmas... Pero se han multiplicado, me han llevado con ellos y han hecho de mi miedo su alimento.
¿Cómo no voy a tener miedo? Si no sé dónde estaremos dentro de un par de meses, ni que va a ser de nuestras vidas. Si pensaba que mi vida iba a ser más tranquila sin ti, me equivocaba, mi vida es más sosa, más pesada, más vacía, más triste, más menos sin ti. Soy peor persona desde que te has ido, jamás pensé que me encontraría tan perdida sin tu apoyo.
Nadie es capaz de comprender el miedo a revivir el dolor que produce la impotencia de no poder presentarme en tu casa si te enfadas conmigo. Nadie puede comprender que sólo evito que se haga más profunda la herida aunque el método no sea el más ortodoxo... pero es que no lo comprendo ni yo... me duele más esta paz que la guerra.
Me muero de miedo de tenerte y no tenerte, de no tenerte y quererte, de buscarte y no poder encontrarte. Me intento desprender de mis miedos desprendiéndome de ti, el problema es que el miedo no me lo das tú, sino yo... el problema es que no puedo asegurarte que pueda cumplir todas las promesas que te haga, no puedo asegurarte que seas feliz conmigo... y si no soy capaz de hacerte feliz... ¿por qué tengo que retenerte? tú saldrás a flote, siempre lo haces... aunque eso conlleve que yo me hunda. Ojalá pudiéramos viajar en el mismo barco, no quiero que nos volvamos como extraños...
No hay comentarios:
Publicar un comentario